Por: Briana Montilla
Con tristeza despedimos a una de las reinas más stylish que ha existido jamás.
Su colección de ropa recoge el concepto de la alta costura, al que le impone su propio sello personal con prendas de patronaje clásico, pero personalizadas por su gusto propio. Nos dice adiós, pero deja un legado de estilo indiscutible, ni la moda más actual se ha resistido a su estilo.
Las perlas, los bolsos de asa corta, los trajes de monocolor, los sombreros coordinados con sus trajes, los guantes blancos, los vestidos de flores, o los tacones bajos, la convierten en icono fashion que jamás olvidaremos.
Una mujer de realeza que no seguía las tendencias, contaba en su armario con propuestas de identidad propia confeccionadas por grandes diseñadores y con prendas que jugaban a ser una persona imponente con cada look.
La Reina se vestía con diplomacia cada día de su vida, pero también era glamurosa y añadía atuendos en tendencia cuando la ocasión lo merecía. Solía usar vestidos, en tonos brillantes o pastel, que siempre eran entallados a su medida, de silueta lápiz y siempre por debajo de la rodilla. Amante a la tendencia ¨color block¨, se destacaba por estilismos sobrios pero que siempre conseguían acaparar toda la atención de la prensa especializada.
No se separaba, tampoco, de su collar de perlas de tres vueltas y de sus elegantes mocasines bajos que siempre lleva a juego con sus bolsos de mano cuadrados. Detrás de cada uno de sus atuendos hay un nombre propio: Angela Kelly, ella es la mujer a la que la reina le confió su armario. Ya llevaba 20 años ocupándose de sus elecciones de estilismo.
Larga vida a la Reina.
– Briana Montilla
Asesoría & Comunicación de Imagen y Estilo 